Maria Chappuis

Analisis y Comentarios

Minería: tiempo de turbulencia

El precio del oro, uno de nuestros principales productos de exportación, ha comenzado una franca caída después de 12 años en alza. Durante este año ha perdido el 26% de su valor. De igual manera la plata, es el metal más golpeado pues su cotización cayó 35.6%, mientras el cobre ha retrocedido 14.7%, en el primer semestre de este año.

El oro siempre fue considerado como un refugio en contra de la inflación, que al parecer está controlada en las mayores economías del mundo. La incertidumbre de que China va a registrar un menor dinamismo de lo esperado ha bajado los pronósticos de los precios de todos los metales que se acentuará en el 2014.

Todas las compañías mineras han comenzado a controlar sus costos revisando contratos con proveedores, operación de maquinaria, dotaciones laborales y mejoras tecnológicas. Estos recortes han alcanzado a sus máximos directivos. Según Bloomberg las mayores compañías mineras han reducido en un 23% promedio el pago a sus máximos responsables. Durante los años del “boom” se hicieron costosas adquisiciones o ampliaciones inoportunas que los accionistas las han calificado como mal uso del capital.

Definitivamente la caída de los precios de los metales va a afectar a la economía peruana. En el Perú podemos tener un costo de energía de 6.6 ctvs de dólar por kWh inferior a lo que se paga en Chile (12.1); pero superior a lo que se paga en Canadá (5.3). Sin embargo es reconocido que nuestra precariedad institucional que se traduce en una permisología larga, engorrosa e impredecible junto con las tensiones internas harán más difícil el caminar minero este año y el próximo.
Por el lado de la oferta también han salido voces de alerta. Nick Holland presidente de Goldfields ha declarado que se necesita un precio para el oro de US$1,500 para mantener la industria de una forma razonable, pues US$1,200 es insostenible.

John MacKenzie, presidente del área de cobre de Anglo American ha señalado que en el mediano plazo se observará una estrechez en la oferta producto de la antigüedad de las minas, un decaimiento en las leyes de los depósitos, las mayores distancias de transporte debido a la profundidad de las minas y los nuevos desafíos que deben enfrentar los proyectos nuevos en materia ambiental, social y técnica. A su parecer entre 2013-2015 posiblemente habrá un superávit en los inventarios pero hay pocos proyectos de alta calidad y la mayoría enfrenta desafíos que podrían retrasarlos, por lo que no está claro de dónde vendrá el cobre necesario para cubrir eventuales alzas en la demanda.

La gran pregunta es cómo va a responder el país a ésta baja de ingresos fiscales y cierre temporal de muchas operaciones. El gobierno lanzó tarde tímidas medidas tratando de reducir los tiempos en el otorgamiento de permisos. Pero falta medidas más específicas como permitir reducir salarios, dictar el nuevo reglamento de protección ambiental para la minería, que está desde Enero siendo revisado por el MINAM; y uniformizar criterios de los evaluadores del MINEM para aprobar estudios de ingeniería y ambientales, para acabar así con insólitos requerimientos.

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