Maria Chappuis

Analisis y Comentarios

Argentina: potencial minero que espera su desarrollo

PRODUCTOR EMERGENTE DE ORO Y COBRE

Importantes proyectos en carpeta, pero también cuestionamientos y ruidos en el clima de inversión, marcan la actividad minera en este país.

(Latinominería)Argentina se ha convertido en las últimas décadas en un productor emergente de oro y cobre. En 1990 operaban siete empresas tradicionales mineras en el país, mientras que en 2011 se contabilizaron 55, según destaca el estudio ‘La Minería y su aporte al Desarrollo Económico Nacional’, elaborado por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino, Idesa.

Este escenario se va a acentuar en los próximos años con la entrada en producción de importantes proyectos, como la mina aurífera binacional Pascua-Lama, que actualmente construye Barrick Gold en la frontera con Chile, una inversión cercana a los US$5.000 millones, y otras iniciativas de metales preciosos en las provincias de la Patagonia, como Cerro Moro, de Extorre, y Cerro Negro, de Goldcorp.

Sin embargo, es en el cobre donde se apuesta a una importante expansión de la minería metalífera, con promisorios proyectos de clase mundial: “Argentina tiene una posibilidad de expandir fuertemente su producción cuprífera por la potencialidad que encierra el territorio y por el enorme programa de prospección y exploración llevado adelante”, señala Jorge Mayoral, secretario de Minería de Argentina, en entrevista con LATINOMINERIA.

En el país hay 20 empresas explorando cobre, según el registro del Grupo de Empresas Mineras Exploradoras de la República Argentina, Gemera. Destacan los proyectos El Pachón de Xstrata Copper; Los Azules de Minera Andes; Taca Taca de Lumina Copper Corp.; y Altar de Stillwater. “En el país tenemos yacimientos pequeños o medianos en cuanto a volumen, pero de alta ley. En general los yacimientos que se encuentran en Cordillera son de grandes volúmenes”, sostiene Julio Ríos Gómez, presidente de la entidad.

A este escenario se suma el atractivo que también despierta la minería no metálica, con numerosos proyectos para la explotación del litio, en los salares del noroeste del país, y con el megaproyecto Potasio Río Colorado, de Minera Vale, en la provincia de Mendoza. Esta iniciativa de más de US$5.900 millones no ha estado exenta de contratiempos, y recientemente el presidente de la multinacional brasileña Murilo Ferreira advirtió que podrían revisar su millonario proyecto en Argentina, debido a la preocupación sobre la inflación e incertidumbre política en el país.

Y es que pese a que se prevén inversiones mineras por más de US$15.000 millones, según las cifras oficiales que manejan las autoridades argentinas, el rubro sigue enfrentando cuestionamientos de algunos sectores del país. A lo que se suman otras señales que enturbian el clima de negocios, para una industria donde la estabilidad de las reglas del juego constituye un factor clave.

INQUIETUDES

Respecto al primer punto, a comienzos del presente año tuvieron lugar una serie de violentas protestas en algunas provincias, por el supuesto impacto negativo que provoca la actividad extractiva, especialmente a cielo abierto, y cuestionamientos sobre el real aporte que genera esta industria para las comunidades vecinas.

Las protestas se iniciaron en La Rioja, paralizando el proyecto de la minera canadiense Osisko Mining en el cerro Famatina, a las que luego se sumó Catamarca, poniendo en el ojo del huracán al gran yacimiento de cobre y oro de Bajo de la Alumbrera.

Ante este escenario la presidenta Cristina Fernández de Kirchner reafirmó el apoyo de su gobierno a la minería sustentable y que se preocupa de hacer las cosas bien.

Asimismo, en este marco se produjo la reciente creación de la Organización Federal de Estados Mineros (OFEMI), entidad que reúne a las principales provincias donde se desarrolla la minería en el país; “Es importante porque se ha hecho, precisamente, no para oponerse a nada, sino para compartir iniciativas, para compartir ideas”, destaca en esta edición José Luis Gioja, gobernador de San Juan.

A mediados de abril, en tanto, el gobierno dio a conocer su decisión de expropiar el 51% de la propiedad de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, YPF, en manos de la española Repsol, por supuesto incumplimiento con sus obligaciones de inversión en el país y la consecuente caída en la producción. Previamente varias provincias habían procedido a retirarle concesiones petroleras. Además, se declaró “de interés público nacional” a la actividad de hidrocarburos.

Esta medida, apoyada en el país, ha generado cuestionamientos y repercusión internacional. El comisario de Comercio de la Unión Europea, Karel de Gucht, dijo que las consecuencias en el desarrollo económico de Argentina “se sentirán durante mucho tiempo”, en tanto que la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, sostuvo que Argentina tendrá que justificar y asumir su decisión.

Más allá del debate particular entre las autoridades argentinas, por una parte, y de Repsol y el gobierno español, por la otra, esta decisión genera ruido entre los grandes inversionistas extranjeros.

Pero así como las autoridades deben velar por la estabilidad de las reglas del juego, la industria minera en Argentina tiene el desafío de dar a conocer su real aporte al desarrollo social y económico. Un buen ejemplo lo constituye San Juan, que ha apostado por esta actividad como uno de sus polos de dinamismo. Según subraya el gobernador José Luis Gioja, la provincia ha crecido más del 150% en los últimos ocho años “y en esto la minería ha tenido mucho que ver. Hemos reducido la desocupación a los niveles más bajos que se registren”, remarca.

Fuente: Latinominería

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