Una barrita de oro del tamaño de una caja de fósforos tiene un valor de US$ 30 mil dólares. Con este dato podemos deducir que es más atractivo trasladar o intercambiar una “cajita de fósforos de oro” que un fajo de treinta mil dólares. Por otro lado se sabe que en nuestro país se produce cada día más cocaína y crecen otras actividades ilícitas. Además que la “exportación” de oro a Bolivia (importante centro del narcotráfico) son decenas de toneladas. La pregunta que surge es si están usando como “moneda” barritas de oro o de plata “piña”. Ambos productos que pueden ser obtenidos con procesos sencillos.
Las reglas económicas dicen que ante un aumento de la demanda, la oferta aparece para equilibrar el mercado, no es difícil entonces deducir que prolifere la pequeña minería invadiendo propiedades o lavando arenas en los ríos buscando oro.
La pequeña minería que abre galerías a pulso para extraer de una veta muy delgada un mineral que contiene oro, exponiendo su vida, o se pasa el día entero bajo un sol abrasador “lavando” arenas en los ríos para encontrar pequeñas charpas, no es una actividad atractiva para nadie. Estos “mineros” van detrás de un sueño, huyendo de la pobreza de una sierra donde no hay una alternativa económica. Cualquier actividad agrícola que sea rentable exige un desembolso inicial alto, muy lejos de los fondos con que cuentan estos “mineros”.
En conclusión si queremos que no haya peruanos que en condiciones infrahumanas trabajen para producir la “moneda” que necesitan estas organizaciones criminales promovamos la agricultura de agroexportación y los proyectos mineros grandes y medianos. Hagámoslo no porque el Congo nos está mandando al tercer puesto como productor de cobre. Hagámoslo porque hay miles de peruanos que necesitan un trabajo decente.